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  • Foto del escritorGDR

SUDESTADA HISTÓRICA

Sudestada y el cuento del abuelo; de mi abuelo mejor dicho.

 De muy niña mi abuelo me traía a jugar a la costa del Río. Y cuando pasábamos el Aeroclub Ensenada, viniendo desde la ciudad de La Plata, tenía la costumbre de hacer mención a una terrible inundación producida por la crecida del Rio de la Plata


Según él, la pista de aterrizaje se cubrió de agua. Conociendo su admiración por Luis Landriscina, ya con mis 8 años de edad, percibía que esa narración era como una imitación de los cuentos costumbristas que tanto le gustaban.


La Sudestada Histórica de 1940 en el Río de la Plata y su Vínculo con Punta Lara

Investigando sobre la historia este hermoso Río de la Plata, encontré las reiteradas sudestadas que sufrió la ribera. Para mi sorpresa, la del 14 de abril del año 1940, avala perfectamente esa narración de mi abuelo. Aunque quisiera conocer si exageró o esa vez fue fiel a lo vivido.


La Intrigante Sudestada de 1940

 Berisso, Avellaneda, Quilmes, La Boca, Ensenada, todas localidades de la provincia de Buenos Aires que quedaron anegadas por la crecida del río. Dock Sud, bajo agua. El Riachuelo, amplío sus márgenes por tanto caudal y el agua cubrió zonas impensadas.

Los bomberos tomaron registro de un pico de 4.65 metros de altura del nivel del río. Todo parecía un cuento exagerado pero fue una triste realidad que comenzó con una tormenta, la cual que fue acompañada con ráfagas de hasta 100 km por hora.

Lo que el viento no derribó a su paso, el agua se encargó de destruirlo o inundarlo. El barro quedó como vestigio cuando las aguas descendieron, las pérdidas materiales, lamentablemente no fueron las únicas. Las humanas, fue lo más desesperante y angustiante.


Esa parte, era la que obviaba en su relato mi abuelo, imagino para no tomar conciencia, siendo tan chica yo, de los daños que podía ocasionar el río que ya empezaba a amar.


Punta Lara: Testigo de la Historia del Río de la Plata

Ahora, de adulta, no solo valoro el trabajo de los bomberos de Punta Lara, la solidaridad de los vecinos que viven en la costa de este rio, sino la magia que produce el relato de nuestros seres queridos que pueden endulzarnos las realidades más crueles.


Cuidemos, defendamos lo nuestro, seamos prudentes y valoremos todo los que nos rodea, desde una tarde apacible en el río, hasta un cuento aunque sea repetido y desmesurado de nuestros abuelos.











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